miércoles, 22 de agosto de 2007

La Idea del Amor


Tendría que comenzar por un reconocimiento, no he conocido el llamado del amor, solo un susurro tenue y débil. Quizás lo que amo es la abstracción conceptual de ese sentimiento. Quizás la única percepción del amor es la que me ha llegado a través de la idea inventada y no experimentada a cabalidad que poseo de él. Quizás la comunión del amor es tan solo otra idea de la cual también estoy bobamente enamorado. Nunca me chiflé de amor por un mito, como quienes dicen haberse enamorado de una creencia religiosa, de un cristo, de un dios. Hubo una vez que creí estar verdaderamente enamorado, tan solo fue una errónea percepción. No hubo ese dolor que hace desfallecer. Una vez alguien me dijo “tengo tanto amor dentro de mi, solo que no encuentro a quien darlo”. Dejé pasar esta confesión. La esencia del verdadero amor parece estar supeditada en el encuentro y comunión con ese depositario. No siento temor de entregarme a él, pero al mismo tiempo siento que estoy muy lejano de llegar al corazón de dios pues desconozco el secreto de mi propio corazón, y quizás por ello sencillamente aún no soy digno del él.

Los dejo con la recitación en idioma portugués (si lo hubiera en español, si duda lo preferiría, no lo duden) de un bello poema de Khalil Gibran. La interpretación recae en la hermosísima voz de la actriz brasileña Leticia Sabatella y la musicalización corre por parte del compositor Marcus Viana. Este trabajo es parte integrante de un CD titulado “Poemas Místicos de Oriente” que salió a la luz a mediados de agosto del 2004. Hasta la próxima.



Do Amor (Khalil Gibran)

Quando o amor vos chamar,
segui-o,
embora seus caminhos sejam agrestes e escarpados.
E quando ele vos envolver com suas asas,
cedei-lhe,
embora a espada oculta na sua plumagem possa ferir-vos.
E quando ele vos falar,
acreditai nele,
embora sua voz possa despedaçar vossos sonhos,
como o vento devasta o jardim.
Pois, da mesma forma que o amor vos coroa,
assim ele vos crucifica.
E da mesma forma que contribui para vosso crescimento,
trabalha para vossa poda.
E da mesma forma que alcança vossa altura
e acaricia vossos ramos mais tenros que se embalam ao sol,
assim também desce até vossas raízes
e as sacode no seu apego à terra.
Como feixes de trigo, ele vos aperta junto ao seu coração.
Ele vos debulha para expor vossa nudez.
Ele vos peneira para libertar-vos das palhas.
Ele vos mói até a extrema brancura.
Ele vos amassa até que vos torneis maleáveis.
Então, ele vos leva ao fogo sagrado e vos transforma
no pão místico do banquete divino.
Todas essas coisas o amor operará em vós
para que conheçais os segredos de vossos corações
e, com esse conhecimento,
vos convertais no pão místico do banquete divino.
Todavia, se no vosso temor,
procurardes somente a paz do amor e o gozo do amor,
então seria melhor para vós que cobrísseis vossa nudez
e abandonásseis a eira do amor,
para entrar num mundo sem estações,
onde rireis, mas não todos os vossos risos,
e chorareis, mas não todas as vossas lágrimas.
O amor nada dá senão de si próprio
e nada recebe senão de si próprio.
O amor não possui, nem se deixa possuir.
Porque o amor basta-se a si mesmo.
Quando um de vós ama, que não diga:
“Deus está no meu coração”,
mas que diga antes:
"Eu estou no coração de Deus”.
E não imagineis que possais dirigir o curso do amor,
pois o amor, se vos achar dignos,
determinará ele próprio o vosso curso.
O amor não tem outro desejo
senão o de atingir a sua plenitude.
Se, contudo, amardes e precisardes ter desejos,
sejam estes os vossos desejos:
De vos diluirdes no amor e serdes como um riacho
que canta sua melodia para a noite;
de conhecerdes a dor de sentir ternura demasiada;
de ficardes feridos por vossa própria compreensão do amor
e de sangrardes de boa vontade e com alegria;
de acordardes na aurora com o coração alado
e agradecerdes por um novo dia de amor;
de descansardes ao meio-dia
e meditardes sobre o êxtase do amor;
de voltardes para casa à noite com gratidão;
e de adormecerdes com uma prece no coração para o bem-amado,
e, nos lábios, uma canção de bem-aventurança.


Del Amor (Khalil Gibran)

Cuando el amor os llame,
seguidlo,
aunque sus caminos sean agrestes y escarpados.
Y cuando él os envuelva con sus alas,
cededle,
aunque la espada oculta en su plumaje pueda herirlos.
Y cuando él os hable,
creed en él,
aunque su voz pueda despedazar vuestros sueños,
como el viento devasta el jardín.
Pues, de la misma forma que el amor os corona,
así también os crucifica.
Y de la misma forma que contribuye para vuestro crecimiento,
trabaja para vuestra poda.
Y de la misma forma que alcanza vuestra altura
y acaricia vuestros ramos más tiernos que se mecen al sol,
así también desciende hasta vuestras raíces
y las sacude en su apego a la tierra.
Como fardos de trigo, él os aprieta junto a su corazón.
Él os desgrana para exponer vuestra desnudez.
Él os tamiza para liberaros de las pajas.
Él os muele hasta la extrema blancura.
Él os amasa hasta que os tornéis maleables.
Entonces, él os lleva al fuego sagrado y os transforma
en el pan místico del banquete divino.
Todas estas cosas el amor operará en vosotros
para que conozcáis los secretos de vuestros corazones
y, con ese conocimiento,
os convirtáis en el pan místico del banquete divino.
Mas, si en vuestro temor,
buscaseis solamente la paz del amor y el gozo del amor,
entonces sería mejor para vosotros que cubrieseis vuestra desnudez
y abandonaseis la era del amor,
para entrar en un mundo sin estaciones,
donde reiréis, mas no con todas vuestras risas,
y lloraréis, mas no con todas vuestras lágrimas.
El amor nada da sino de sí mismo
y nada recibe sino de sí mismo.
El amor no posee ni se deja poseer.
Porque el amor se basta a sí mismo.
Cuando uno de vosotros ama, que no diga:
“Dios está en mi corazón”
sino que antes diga:
“Yo estoy en el corazón de Dios”.
Y no imaginéis que podéis dirigir el curso del amor,
pues el amor, si os halla dignos,
determinará él mismo vuestro curso.
El amor no tiene otro deseo
sino el de alcanzar su plenitud.
Si, a pesar de todo, amarais y necesitarais tener deseos,
sean éstos vuestros deseos:
De diluiros en el amor y ser como un arroyo
que canta su melodía para la noche;
de conocer el dolor de sentir demasiada ternura;
de quedar heridos por vuestra propia comprensión del amor
y de sangrar de buena voluntad y con alegría;
de despertar en la aurora con el corazón alado
y agradecer por un nuevo día de amor;
de descansar al mediodía
y meditar sobre el éxtasis del amor;
de volver a casa a la noche con gratitud;
y de dormiros con una plegaria en el corazón para el bienamado,
y, en los labios, una canción de bienaventuranza.

1 comentario:

Andres dijo...

Ernesto, al igual que tu creo en el amor....o en el aquel sentimiento llamado amor.Te comprendo al estar digamos confundido o con muchas interrogantes ante él. No se por que es tan difícil encontrarlo. Creo que el problema se basa en que los seres humanos no sabemos amar....o tal vez tengamos miedo a hacerlo. Creo que el amor no se busca, llega solo, lo que debemos hacer es estar atento con todos nuestros sentidos para saber reconocerlo cuando aparezca. Tampoco entiendo por que un sentimiento tan bello puede hacerte doler el alma algunas veces!!!! Solo te digo que tal vez nunca llegue a encontrar con quien compartir esta cosa maravillosa llamada "amor" , pero lo estaré cultivando igual haciéndolo más puro cada día de mi vida!!!